¡Qué sutil tentación que desde el exterior se ve insignificante pero interiormente Dios conoce mi corazón y Él advierte el peligro que se aproxima si trato de averiguar cómo hice esto o aquello, o si debo tratar de hacer más de esto y menos de aquello ... todas esas reflexiones operan sobre la suposicion que yo soy el jugador clave. Suposición errónea. Yo soy sólo un instrumento en la mano del Maestro, para ser utilizado o no utilizado, como a Él le place.
Esta lección es como una puerta giratoria, vuelve hacia mí, dado que la naturaleza del trabajo misionero es sobre todo influenciar. Incluso mi puesto de trabajo, Directora de Desarrollo de Liderazgo, se presta a la formulación de estrategias acerca de cómo influir en los demás quienes, a su vez, influyen en los demás... y sigue y sigue la cadena de influencia. Estoy convencida de que soy un eslabón de esa cadena, pero es necesario recordarme a mí misma una y otra vez que Dios se encarga de la creación de la cadena y de realizar las conexiones. Voy a seguir siendo fiel en caminar con el Espíritu y ser sensible a Sus estímulos.
¿Qué te ha estimulado el Señor a hacer recientemente? ¿Algún buen consejo que desees compartir conmigo? (Haz click en los comentarios de abajo para compartir)